calidad del aire

Cómo gestionar la calidad del aire en edificios

La calidad del aire que nos rodea es parte fundamental de nuestra calidad de vida. Vivir y trabajar en espacios con aire viciado o contaminado puede generar malestar y causar enfermedades. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la mayor parte de los seres humanos pasa entre un 80 % y un 90 % en espacios cerrados, en edificios de oficinas y en edificios residenciales. Gran parte de ese tiempo lo hacemos en entornos cerrados, donde el aire que se respira es reciclado. 

La importancia de este tema es tal que en España existen al menos dos normativas que regulan la calidad del aire en el interior de los edificios: el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), y la sección 3 del Documento Básico de Salubridad del Código Técnico de la Edificación (CTE DB HS3). 

La calidad del aire en edificios 

Disponer de entornos con buena calidad del aire es un derecho de los trabajadores y de los residentes de edificios, y es un aspecto de nuestra vida diaria que no se puede descuidar, por los diferentes modos como puede afectarnos.

La mala calidad del aire puede propiciar la sensación de fatiga, incrementar el estrés, crear las condiciones para la proliferación de virus y bacterias, generar picazón e irritación en los ojos, estornudos, picazón nasal y dolor de garganta, enrojecimiento de la piel, dolor de cabeza, etc.

El aire viciado puede propiciar enfermedades como el asma, la rinitis, hipersensibilidad, alergias, gripe y otras enfermedades infecciosas.

Es por ello por lo que en la administración y manejo de edificios públicos y privados es importante prestar atención a la gestión de la calidad del aire.

Son determinantes en los ambientes interiores los sistemas de calefacción y de aire acondicionado, sobre todo en aquellas edificaciones o partes de edificaciones que no posean entradas de aire del exterior.

Factores que se deben considerar al evaluar la calidad del aire

Estos son los principales factores que se deben considerar para garantizar una buena calidad del aire en edificios:  

Ventilación 

Los edificios deben tener un sistema adecuado de ventilación, que permita la entrada de aire fresco del exterior y la salida del aire viciado hacia afuera.  

En edificios residenciales, esta circulación se garantiza desde el diseño, con la abundancia de puertas y ventanas, y adecuados sistemas de extractores en los espacios cerrados del edificio. 

Los edificios de oficina a menudo se mantienen completamente cerrados y dependen de sistemas de circulación de aire asociados con la calefacción y el aire acondicionado, vinculados con sistemas de extractores para sacar al exterior el aire viciado. 

Al primer sistema se le denomina ventilación natural, y al segundo, ventilación mecánica. 

Factores contaminantes 

Entre los elementos que pueden deteriorar la calidad del aire se pueden mencionar la presencia de animales, en el edificio o su entorno, que van desde mascotas hasta insectos, roedores y palomas.

También puede haber presencia de contaminantes químicos, como monóxido de carbono, dióxido de azufre y distintas clases de partículas en suspensión, entre otros.

Otros elementos que pueden afectar las condiciones del aire son la humedad y la presencia de alérgenos como ácaros y parásitos provenientes de las mascotas o de algún entorno natural cercano.

También hay que mencionar la contaminación del aire en el interior del edificio debido a acciones de los residentes, como el uso de insecticidas, disolventes, pinturas y otros productos domésticos que pueden afectar la calidad del aire. 

Medidas para mejorar la calidad del aire 

La gestión de la calidad del aire en edificios debe incluir la evaluación de la ventilación natural y los sistemas de ventilación mecánicos, así como de los sistemas de calefacción y aire acondicionado.

Los espacios públicos de los edificios deben mantenerse libres de polvo, y se debe promover el uso de productos de limpieza que sean sustentables y no tóxicos.

Es importante hacer una limpieza periódica de los sistemas de ventilación, y verificar el correcto funcionamiento de los extractores.

También es importante implementar un plan de prevención para preservar la calidad del aire, involucrando a todos los residentes y empleados. Este plan debe incluir el control regular de plagas, sobre todo en el caso de edificaciones que ya tienen varias décadas.

En el caso de las edificaciones viejas, es importante supervisar las redes de calefacción, la presencia de humedad y el estado de algunos materiales de construcción que cuando se deterioran pueden liberar un polvo nocivo para la salud.